miércoles, 26 de octubre de 2011

Efecto de un beso.

Llega un momento en el que nos enfermamos, estamos tristes o enojados. ¿La mejor cura? Sencillo, besos... En especial si son de esa personita especial. No niego que un abrazo también ayuda, en todos los sentidos... Pero un beso realmente un beso, hace volar, cambia el pensamiento de negativo a positivo, nos pone de buen humor y además de todo, son deliciosos. 

Ella venía de su cita en el odontólogo, digamos que la tuve dando vueltas, pues para esa ocasión, ella no sabía como llegar a mi edificio. Gracias a aquella fuerza mística y superior a todo, pudo llegar a salvo. Me puse mi chaqueta con más estilo y bajé a abrirle. 

— ¡Me tuviste dando vueltas! — dijo mientras se reía.
— Lo siento, soy mala para las direcciones — respondí con torpeza.

Digamos que esa vez decidí guiar sus labios a los míos y mis manos a su cintura. Justo en frente al ascensor la pegué contra la pared, la miré directo a los ojos, esos hermosos ojos marrones, me hicieron volar definitivamente a otro mundo y me dieron todavía más ganas de besarla. Cerré los ojos mientras ella los cerraba y me aproximé a darle un beso. Esa sensación de sentirse en el paraíso, casi tocando la mano de un ángel, aunque yo en ese momento, lo hacía; tocaba la mano de mi propio ángel.

Cuando me separé de ella, podía sentir como su corazón latía más fuerte y el mío claramente me decía que quería sentirse así de nuevo, quería que la volviese a besar, a mi corazón y a mí nos había fascinado.

Y hoy, después de un año de aquel beso, aún a mi corazón y a mí nos encantan sus besos.

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